En los últimos años, nuestra sociedad ha sido afectada por grandes cambios sociales, económicos y tecnológicos que han afectado grandemente el medio ambiente. En la carta de Laudato Sí, el Papa Francisco escribe de forma honesta directamente al corazón de cada persona para que se llenen de compasión y consideración por el mundo que Dios les ha regalado y por sus vida mismas. Mientras leía la carta noté muchas similitudes con el cuento de “Como la vida misma” escrito por Rosa Montero. La carta describe las numerosas innovaciones que han desatado un descontrol de residuos, contaminación y falta de consciencia ante la situación ambiental. El Papa Francisco explica la importancia de avanzar como sociedad y reconoce que estos cambios son inevitables. Pero al mismo tiempo nos invita a llevar la vida más despacio y analizar cómo nuestras rutinas afectan tanto a las personas allegadas a nosotros como a nuestros alrededores. “El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad” (Papa Francisco, para. 18). En “Cómo la vida misma” notamos la falta de compañerismo y amor al próximo. Las personas no se consideran una a las otras y se hieren porque no se detienen a valorar las cosas que realmente importan como el poco tiempo que tenemos de disfrutar de la belleza de la naturaleza y compartir ciertos momentos con los demás.
Como seres humanos, uno de nuestros defectos es no preocuparnos por algo hasta que no nos afecta. En relación al medio ambiento, en mayoría de las ocasiones no nos apuramos de buscar solución hasta que los daños no se convierten en irreversibles. En la carta, el Papa critica la gran contaminación causada por la abundancia de transporte públicos y factorías industriales. Este también es uno de los temas que Rosa Montero explora en su cuento. Ella hace énfasis en la cantidad de vehículos en las ciudades grandes que no tan sólo crean tráfico, pero que abruman a la sociedad en todo ámbito. Interfieren con nuestro tiempo, espacio y hasta pueden llevar s deteriorar la salud mental a través del estrés y presión de las situaciones en las que nos podemos encontrar. Muchas veces fallamos en reconocer como nuestras acciones, tanto positivas o negativas, afectan a los demás. Es importante de que tomemos en cuenta que no sólo aquellas soluciones que significan la mejoría para gran parte de la sociedad y no simplemente un grupo en particular. La tecnología ha sido un gran avance, pero también ha contribuido a la pérdida de la conciencia ambiental. A pesar de que nos facilita la comunicación también ha debilitado la profundidad de nuestras interacciones. La gente se ha vuelto menos reflexiva y generosa porque pasa mucho tiempo al tanto de las cosas en línea que se le ha devaluado la importancia incluso hasta a la vida.
En la carta, el Papa Francisco explica cómo una de sus mayores preocupaciones es el futuro. Hoy en día, todavía no se ha implementado un sistema que se enfoque en la producción de recursos que duren en abundancia para generaciones futuras. A través del texto, nos invita a “limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar” (Papa Francisco, para. 22). Otro de los grandes problemas es el calentamiento global que implica la pérdida de recursos como el agua potable, producción agrícola y la energía. El calentamiento global también garantiza la pérdida de la flora y la fauna, un incremente en los niveles del mar y la cantidad de dióxido de carbono. A pesar de que estos problemas afectan de manera global, las personas que se sufren el impacto son aquellos que viven en países tercermundistas. Los países más desarrollados no se preocupan por las naciones más pequeñas y mejor promocionan el consumismo y descarte de residuos en lugares no tan afortunados. Una de las aberraciones más grandes de las potencias mundiales es la privatización del agua potable. El agua es indispensable para la vida, sin embargo se le es negada a grandes poblaciones a nivel mundial por avaricia y sed a poder financiero y político. Esto presenta una violación a uno de los derechos fundamentales de la vida que es el acceso a habla potable. De hecho, en la carta el Papa Francisco declara, “el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas” (para. 30). Las personas más afectadas por estas crueles realidades son las de recursos bajos. Esta parte de la carta me recordó a la gente de Cochabamba en Bolivia quienes protestaron por su derecho a agua potable y no dejaron que empresas hambrientas por dinero arruinaran su calidad de vida. Debemos de reconocer que también es un deber de proteger a la creación de Dios. En la actualidad, no nos preocupamos por reservar ecosistemas naturales y especies endémicas a ciertos lugares. Muchos animales han sido forzados a migrar y convertirse en presas del decaimiento ambiental.
La escasez de amor por el prójimo y la falta de preocupación por el medio ambiente lentamente nos van convirtiendo en mártires de nuestras propias hazañas. Nuestras innovaciones nos han insensibilizado ante la pérdida de ecosistemas, el reemplazo de la flora y fauna, y la pérdida de la conexión humana.